La manzana que mordió Blancanieves es ahora le logotipo de un gran
imperio informático. Las declaraciones de amor ya no se escriben en las
paredes, sino en el muro de Facebook. Atrás quedaron los esfuerzos por
recordar la fecha del aniversario porque el movil ya lo hace por ti. Los
finales ahora no son de cuento, sino de película y las niñas ya no
quieren ser princesas, sino las protagonistas de comedias americanas.
Las cartas de amor son cosa del pasado; ahora se escriben correos
electrónicos que llegan al buzón de entrada sin sello. Somos la
generacion del iRomanticismo y estaremos juntos hasta que Twitter nos
separe.
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